martes, 10 de mayo de 2016

Deformación Programada



   No podemos hablar de elementos de seguridad del vehículo sin referirnos a un elemento básico tanto en la seguridad activa como en la seguridad pasiva: la carrocería  y su estructura de deformación programada. La carrocería es un complejo sistema que lo mismo nos previene de sufrir una colisión cuando evita que impacte contra nosotros, por ejemplo, una piedra, que reduce los daños de los ocupantes cuando tiene lugar una colisión.



   Y es en este último aspecto donde sin duda las carrocerías han experimentado mayores avances durante la Historia del Automóvil. Con la irrupción del concepto que hemos elevado a la categoría de título, la deformación programada, podemos trazar una línea que marca un antes y un después en el papel de la carrocería como elemento de seguridad pasiva.
   Actualmente, la estructura del vehículo se diseña de manera que se deforme, protegiendo el habitáculo y a los ocupantes. Durante años se equiparó la idea de rigidez con la idea de seguridad. Sin embargo, esa identificación es parcialmente errónea, ya que cuando sobreviene una colisión la energía del impacto se transmite. Si la carrocería no es capaz de absorber esa energía serán los ocupantes quienes la absorban.



   Y eso sucedía en los coches de antaño: en una brusca desaceleración producida por un choque y sin una estructura en el vehículo que se encargase de absorber esa energía, los ocupantes podían llegar a morir sin una sola herida, simplemente a consecuencia de la absorción de la energía liberada en el impacto.


                        Ventajas  

   Con una estructura de deformación programada, la carrocería absorbe, hasta cierto punto, la energía del impacto tal y como se ha programado que lo haga, a través de la deformación en puntos concretos que, en ocasiones, son visibles en forma de orificios, acanaladuras o pliegues en los largueros y travesaños que la componen. También la disposición de estos elementos es importante, ya que se colocan de manera que absorban la energía de forma progresiva, distribuyendo las fuerzas por toda la carrocería, siempre reduciendo los riesgos para el habitáculo.
   Dentro de la estructura de deformación programada, se pueden contemplar también los elementos retráctiles o colapsables, tales como la columna de la dirección, los componentes del motor, las ruedas… Todos ellos se diseñan de manera que, en caso de colisión, eviten la penetración en el habitáculo o en elementos sensibles como puede ser el depósito de carburante.
    Sin embargo, no toda la carrocería es elástica sino que necesita un esqueleto que en caso de choque mantenga a los ocupantes protegidos del impacto exterior. En realidad, la estructura del vehículo está formada por zonas deformables, sobre todo en las partes anterior y posterior del vehículo, y por una parte rígida, conocida como jaula o celda de seguridad, donde los travesaños y largueros han sido fabricados en aceros de alta resistencia que, esos sí, soportan el impacto sin deformarse, justo para proteger a los ocupantes de un posible aplastamiento.

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